Trabajar en desafíos complejos en entornos impredecibles requiere una buena dosis de intencionalidad y practicidad. Hemos descubierto que objetivos ambiciosos, como los de nuestros aliados y pares y los nuestros, se equilibran mejor con una comprensión clara de lo que estamos enfrentando y sin perder de vista los logros que son factibles dentro de nuestras limitaciones. Una forma de alcanzar este equilibrio entre ambición y practicidad es comenzar por lo básico: comprender y definir el problema.
¿Por qué definir el problema?
Si no invertimos una cantidad significativa de energía en definir el problema específico y que requiere acciones concretas sobre el cual queremos enfocarnos, terminamos trabajando en base a suposiciones. Trabajar de esta manera es, en el mejor de los casos, irresponsable y, en el peor, peligroso. Puede significar que perdamos tiempo y nuestros escasos recursos financieros en algo que no aborda el problema subyacente. También podría terminar poniendo en riesgo a individuos y comunidades.
Bloqueos comunes
Definir un problema puede sonar como una tarea simple, pero hemos descubierto que a menudo requiere más tiempo y reflexión de lo inicialmente esperado. En nuestra labor de apoyo, como nuestras Alianzas Matchbox, hemos enfrentado una variedad de obstáculos para definir los problemas que tratamos de resolver. Algunos de los más frecuentes han sido:
- Confundir la solución con el problema. A menudo, puede ser tentador tomar como punto de partida las fortalezas o misión de la organización y trabajar hacia atrás a partir de allí. El resultado de seguir esta lógica es que los grupos identifican problemas que se adaptan a sus puntos fuertes, pero que quizás no constituyan desafíos significativos o reales. Del mismo modo, es habitual empezar el desarrollo de soluciones con una idea de cómo debería “verse” la solución, sin reflexionar si esto realmente responde a un problema central. En nuestro trabajo con nuestros aliados para evitar este tipo de problemas incluimos preguntas directas como: “¿Cuál es el problema social o político central que buscan abordar? ¿Por qué ese problema?”
- Pasar por alto las complejidades. En algunos casos, podemos tener una idea del problema que queremos abordar, pero no conocemos suficientes detalles para articularlo claramente. En estos casos, es fundamental dedicar tiempo para comprender mejor el problema. La investigación de escritorio y las entrevistas pueden ser clave, así como la voluntad de explorar más a fondo cualquier hallazgo inesperado.
- Formular el problema de una manera amplia e imprecisa. Dado que muchas de las cuestiones que abordamos en el sector social están profundamente interconectadas, puede ser tentador generalizar el problema. Esto, sin embargo, puede conducir a enfoques mal diseñados que incluso podrían no ser factibles. Creemos que es importante dividir el problema en partes diferenciadas y procesables, que pueden mostrarnos dónde es más apropiado realizar una intervención. Centrarse en los detalles también hace que los planes y las prioridades sean más claros para llevar adelante los proyectos.
Sumergirse en la definición de un problema – con cuidado y con la complejidad y la especificidad en mente – puede ser abrumador, pero es fundamental para el trabajo que hacemos. Si no captamos con precisión los efectos, los impactos, los actores involucrados y la compleja interconexión entre los problemas en los que trabajamos, lo más probable es que creemos una intervención que en el mejor de los casos no resuelva nada (y que en el peor ocasione un daño considerable).
Preguntas que debe hacerse al definir su problema
Hemos descubierto que hay formas concretas de evitar estos obstáculos. Una de nuestras principales estrategias es plantearnos muchos interrogantes. Algunas de las preguntas frecuentes cuando comenzamos a definir un problema son:
- ¿Cuál es el problema social o político central que ves? ¿Es realmente del problema central que si se resolviera, los efectos desaparecerían?
- ¿Por qué es importante abordar este problema? ¿Qué será diferente si este problema deja de existir? ¿Qué efectos nocivos causa este problema?
- ¿Cómo sabemos que este problema conduce a los efectos dañinos identificados? ¿Qué información tenemos que nos llevó a esta conclusión? ¿Qué otros problemas podrían conducir a estos efectos?
- ¿Es este un problema conocido? ¿Quién se está beneficiando de la existencia del problema? Quién sabe de eso? ¿Quién lo experimenta directamente? ¿Cuál es la magnitud y la ubicación del problema?
- ¿Quién o qué está causando el problema? ¿Cómo está sucediendo esto? ¿Quién podría, de manera intencional o no, perpetuar las cuestiones que conducen a este problema? ¿Qué en su realidad apoya o justifica la pervivencia de este problema?
- ¿Quién está trabajando para abordarlo? ¿Qué están haciendo? ¿Dónde han progresado, dónde no? ¿Por qué esto sigue siendo un problema?
Muchas veces, el primer problema que identificamos no es, de hecho, el problema central. La definición de un problema es con frecuencia uno de los pasos más difíciles, pero cruciales, que tomamos con los aliados, y rara vez es un proceso lineal. Cuando se hace con cuidado, requiere reexaminar las ideas anteriores, revisarlas y perfeccionarlas.
En este trabajo, queremos recordar a nuestros socios y a nosotros mismos que no debemos permitir que la complejidad nos agobie. Cada uno de nosotros es un actor entre muchos, con recursos y capacidades que solo pueden abordar una parte del problema. Nuestro objetivo es comprender el panorama general para que dado nuestro contexto nuestra intervención sea tan eficaz como sea posible.
Este año, nuestro proceso de selección de aliados de Matchbox se ha concentrado más en la tarea de identificar problemas, sus causas y efectos. Esperamos que esta publicación sea útil para aquellos de ustedes que están postulando a una alianza Matchbox, así como también para una comunidad más amplia de profesionales. Si tienes preguntas sobre tu postulación Matchbox, no dudes en contactar con los responsables regionales: Anca (América Latina y el Caribe) en anca@theengineroom.org y Nonso (África Subsahariana) en nonso@theengineroom.org.