Pensar en diversidad es distinto para cada unx de nosotrxs. Las categorías, las aristas que la definen cambian, se forman con nuestra historia y se construyen con nuestra reflexión de ella. Si bien pareciera que cada vez se vuelve más públicamente necesario, la propuesta de un espacio diverso puede ser tan abstracta, que cae en el riesgo de ser una tendencia vacía que no logra tener un impacto en las comunidades.
Para The Engine Room, la diversidad no es sólo un valor, sino que también un eje central para movilizar la efectividad y las capacidades de una organización por el cambio social que busca trabajar con distintas comunidades y desafíos. La creemos esencial para que el desarrollo y diseño de las tecnologías por el cambio social contribuya a cambios en el mundo. Creemos que una integración de diversos enfoques podrá apuntar a estrategias más efectivas al enfrentar las problemáticas sociales, tal como las luchas anticorrupción en América Latina y el Caribe.
Romper los silos
Hace un mes nos reunimos más de 60 personas de la región en Río de Janeiro a pensar en cómo abordar de manera transfronteriza los desafíos que enfrentamos en términos de corrupción y rendición de cuentas.
Cuando comenzamos a idear en cómo facilitar este espacio para que distintas voces de la región pudieran encontrarse a crear futuros, intencionamos el desafío de la diversidad como un elemento transversal para articular nuestra metodología de diseño. Conocemos la utilidad que tienen espacios de trabajo de personas de las mismas comunidades de práctica, aunque con la idea de despertar la posibilidad de pensar en estrategias integradas, buscamos crear una experiencia en la que los participantes pudieran romper sus silos, salir de sus zonas de confort e intercambiar ideas.
Diseñando para la diversidad
Acompañadas por las reflexiones y experiencias de nuestros maravillosos partners regionales — Maricarmen Sequera y Lupa Fulchi de TEDIC, Colombina Schaeffer de Fundación Ciudadano Inteligente, Nelly Luna de Ojo-Público, Pedro Vacca de FLIP y Luti Guedes de Fundação Cidadania Inteligente — creamos una paleta de diversidad para seleccionar a participantes.
¿Qué contempló esta paleta de diversidad? Entre los colores de esta paleta, buscamos que los participantes contaran con experiencia en algunas de las áreas de foco (anticorrupción, impunidad, libertad de prensa, transparencia, rendición de cuentas y/o seguridad organizacional), variedad respecto de madurez de esta experiencia. También, muy importante, buscamos que los participantes contaran con la motivación crear puentes, colaborar y co-construir.
Así es como recibimos en Río de Janeiro a un grupo heterogéneo respecto de:
- Países, con participantes de 11 países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay y Perú
- Sectores transversales, con representantes del periodismo de investigación, organizaciones de sociedad civil, incidencia
- Género, con casi una mitad de mujeres participando y liderando instancias del evento
- Madurez, con una variedad de edad de organizaciones y participantes, algunos con trayectorias establecidas en años de práctica, otros con enfoques innovadores en el uso de tecnologías o metodologías
- Áreas de trabajo, centradas en la tecnología, en la incidencia y en la participación ciudadana
Enfoques de trabajo, apuntando al monitoreo, a las alianzas y a la participación
Cada unx viene con su historia a encontrarse con otrxs
Durante dos meses, que incluyeron una convocatoria abierta a participar, llamadas comunitarias con los participantes lideradas por nuestros partners y jornadas de reflexión del equipo, diseñamos un evento de dos días con los objetivos, necesidades, preguntas, preocupaciones y limitaciones de nuestra audiencia en la mente.
El lugar que elegimos para trabajar fue Territorio Inventivo (TI), un espacio comunitario co-gestionado por distintos colectivos de la ciudad, entre ellos, Mídia Ninja —crucial en la visibilización de movimientos ciudadanos en Rio—, eLABorando, y Serigrafarte. TI se conforma hoy como un espacio que busca construir zonas autónomas y frentes tácticas, que se convierten en campos de creatividad, resistencia y movilización.
Las dinámicas fueron facilitadas por nosotras y nuestros partners, todos quienes llevamos en nuestro chip el alentar a todas las voces a participar de cada momento, de fomentar el respeto a cada uno durante las discusiones, de no escapar pero sí de explicar los tecnicismos, de ser activos en buscar cómo escuchar y tener un diálogo reflexivo. Asimismo, creamos un marco de interacción que buscaba que todos se sintieran a gusto compartiendo a través de Normas de Convivencia.
Durante dos días, buscamos mantener la energía, el entusiasmo y la participación a través de un mix de metodologías, que fueron desde presentaciones dinámicas de los partners sobre momentos críticos de corrupción a nivel nacional, a bailar los últimos hits de los artistas con cuentas off-shore como previa a recibir consejos de un envidiable consejo asesor compuesto por los mismos participantes. Esto, junto con pensar en utopías de Sambódromos, donde la gente crea propuestas colectivas para mejorar la democracia en una experiencia “deliciosa”. A través de dos días, se juntaron las mentes para compartir desde distintos contextos y prácticas, y construir desde estas experiencias diversas, pero con un enfoque y desafío común.
¿Y qué pasó?
Los participantes mantuvieron una actitud positiva a experimentar, a bajar la guardia, a crear. Las nuevas conexiones generaron momentos que hicieron click a proyectos propios y que durante el segundo día abrió la inspiración a nuevos proyectos, junto con a analizar nuevos momentos críticos de corrupción en el marco de las elecciones.
Los participantes generaron alianzas transfronterizas que ya están dando luces de trabajo en conjunto, además de las posibilidades de llevar metodologías facilitadas durante todo el proceso y el evento en sí mismo, de vuelta a sus organizaciones.
No fue un evento “mágico” donde se levantaron estrategias completas para combatir la corrupción, pero sí creemos que al tener la diversidad en mente, nos hemos enriquecido todxs como comunidad e individuxs, y que se plantaron semillas a nivel individual, organizacional y de comunidad.