Durante la mayor parte del 2020, trabajamos con Open Society Foundations en un proyecto de investigación que analizó la equidad y la resiliencia en el ecosistema de tecnología y derechos humanos, centrándonos específicamente en el modo en que las prácticas de financiamiento afianzan o desafían las relaciones de poder existentes.
Ahora que nuestro informe de investigación ya ha sido publicado (está disponible tanto en inglés como en español, y en resúmenes) y está generando importantes conversaciones, hemos dedicado algún tiempo para reflexionar acerca de la experiencia en su conjunto y hemos decidido compartir algunas reflexiones adicionales que no se incluyeron en el informe.
Esta es la primera de un total de dos publicaciones. Aquí analizaremos cómo el haber adoptado un enfoque centrado en la equidad en nuestros métodos de investigación jugó un papel importante para lograr que el proceso fuera tan rico como fructífero.
Con el fin de determinar cuáles son los desafíos y necesidades que enfrenta el ecosistema de tecnología y derechos humanos, así como las prácticas actuales destinadas a superar estos desafíos, entrevistamos a representantes de organizaciones de la sociedad civil, activistas independientes, donantes y otros expertos. A lo largo de nuestra investigación, exploramos las formas en que el poder y las jerarquías se despliegan dentro de este ecosistema y el modo en que prácticas tales como los fondos feministas de financiamiento y la concesión participativa de subvenciones pueden promover la equidad y, como resultado, la sostenibilidad a largo plazo del sector.
Mucho de lo que surgió no habrá sido una sorpresa para quienes trabajan con tecnología y derechos humanos (o para quienes han seguido las recientes conversaciones sobre filantropía centradas en los efectos de las asimetrías de poder entre donantes y beneficiarios). Sin embargo, las reflexiones que surgieron durante las llamadas comunitarias, los paneles y las conversaciones individuales en el marco de este proyecto subrayaron que la sociedad civil anhela mayor responsabilidad, transparencia y respeto por parte de la comunidad de financiadores, como medio para lograr un ecosistema más equitativo, no solo en la teoría, sino también en la práctica.
Mapeo de los actores menos visibles
En nuestras investigaciones siempre intentamos escuchar a quienes podrían ser los “canarios en la mina de carbón”, buscando las voces menos escuchadas y reconociendola experiencia como una forma de conocimiento. Una de las principales discusiones que tuvimos al comienzo de este proyecto en particular fue sobre cómo podríamos promover e implementar mayor equidad a través del proceso de investigación en sí.
Para comenzar a abordar este asunto desde el inicio del proyecto, realizamos un ejercicio de mapeo de poder, enumerando los actores relevantes (en este caso, organizaciones de la sociedad civil, activistas, actores intermediarios, instituciones de financiamiento tradicionales, donantes regionales y colectivos de financiamiento alternativos) y agrupándolos de acuerdo a una variedad de factores relacionados con el poder, por ejemplo, su capacidad para influir en el ecosistema o tomar decisiones independientemente de los demás.
Como resultado de este ejercicio, nos comprometimos a resaltar las experiencias de lo que llamamos ‘actores menos visibles’, un término destinado a abarcar organizaciones locales, más nuevas y más pequeñas, así como a colectivos informales y activistas que realizan un importante trabajo colateral y que a menudo no gozan de visibilidad en el sector y suelen tener un acceso limitado al financiamiento. Creemos que si el sector es capaz de abordar los problemas que enfrentan estos grupos e individuos, podemos conseguir un ecosistema más equitativo en su conjunto.
Respeto por el tiempo y la experiencia del entrevistado
Teniendo en cuenta el hecho de que a las personas que son parte de organizaciones de la sociedad civil a menudo se les pide información o asesoramiento sin que se reconozca debidamente el valor de sus conocimientos o se les asigne algún tipo de compensación por su tiempo, intentamos garantizar que se reconozca la experiencia y el tiempo de los profesionales que participaron en nuestra investigación. Para mitigar al menos parte de la dinámica de explotación que los esfuerzos de investigación pueden reproducir, retribuimos a estos participantes con 75 dólares estadounidenses en agradecimiento por su disposición a darnos una hora de su tiempo. Con eso, esperamos mostrar cuánto valoramos la experiencia y respetamos el tiempo de las personas que a menudo están sobrecargadas de trabajo y desempeñan múltiples funciones en sus organizaciones. Decidimos no extender nuestra política de pago a los entrevistados de las organizaciones de financiamiento, ya que, en virtud de su función, se encuentran en una situación financiera mucho mejor.
Involucrar a los participantes de maneras significativas
Como parte de nuestro objetivo de incluir a las personas que participaron en ese proyecto tanto como sea posible en el proceso de investigación y en el resultado final, realizamos dos llamadas comunitarias para que los actores de la sociedad civil entrevistados compartieran sus resultados preliminares y, lo más importante, para verificar si estos tenían eco en el grupo. También usamos estas conversaciones para tener una mejor idea de cómo podríamos aprovechar nuestros hallazgos de manera útil. Estas conversaciones contribuyeron a fundamentar el informe final en diversas e importantes maneras, desde los temas que elegimos destacar (por ejemplo, la confianza en los actores de la sociedad civil como algo crucial para una relación basada en la equidad entre donantes y beneficiarios o el papel de los actores intermediarios), hasta cómo definimos los problemas que surgieron (por ejemplo, racismo estructural, prácticas extractivas, etc.).
En general, tratamos de ser lo más transparentes posible sobre nuestros objetivos para este proyecto, así como sobre nuestras limitaciones, y mantuvimos abiertos los canales de comunicación, asegurándonos de que todas las personas a las que entrevistamos estuvieran informadas sobre los avances y las próximas etapas.
Como señalamos en la parte final del informe, asumir el compromiso de deconstruir y cuestionar las formas tradicionales de hacer investigación y, por extensión, las dinámicas de poder en sí mismas, también implica el compromiso de reconocer que no siempre podemos hacerlo bien, y que, de hecho, siempre habrá más que podríamos haber hecho. Pero nos esforzamos por ser mejores todo el tiempo y por seguir aprendiendo sobre métodos más efectivos. Si tienes alguna sugerencia, estaremos encantados de escucharla. No dudes en enviar tus reflexiones o comentarios a teresa[at]theengineroom.org.
En la segunda y última publicación de esta serie, incluiremos más de lo que aprendimos durante nuestro proceso de investigación. ¡Mantente al tanto de las novedades!
Imagen de Xavier von Erlach en Unsplash.